miércoles, 22 de febrero de 2012

Decisión de tomar el control de mi mente - pensamiento


El Pensamiento es la parte energética más sutil, que tiene el ser humano. Igual que la palabra es más sutil que los actos que realizamos, el pensamiento es todavía más sutil que la palabra, se asemeja a los tres estados reconocidos de la materia: sólido, líquido y gaseoso. Uno es más sutil que el otro.
No hay nada en el mundo que no éste compuesto por energía, es la fuente de toda vida y está en cada átomo y funciona como un campo de inteligencia. De acuerdo a las ondas energéticas que transmitan nuestros pensamientos, creamos el bien y el mal, todo procede de la misma fuente de energía fundamental.
Todo es energía. El pensamiento es energía. Todo pasa primero por nuestro pensamiento antes de ser creado. Por lo tanto donde ponemos nuestro pensamiento, nuestra intención, es donde estamos creando.

Cuando entendemos que el poder de nuestra mente es infinito, que todo lo creado es a través del pensamiento comenzamos a hacernos responsables de nuestra existencia, a darnos cuenta de que somos los que pensamos. Dirigimos y actuamos nuestras vidas de acuerdo a nuestra baja o alta energía (que no son más que nuestros pensamientos creadores). Así somos lo que pensamos y así nos vamos haciendo, creando.
Por esta razón podemos cambiar nuestra personalidad, nuestras circunstancias e incluso nuestro entorno. Acontecimientos que aparentemente no dependen de nosotros, son modificables con la única ayuda de nuestros pensamientos. Toda energía transforma su entorno correspondiente.
Si concentramos la fuerza de nuestros pensamientos en un objetivo determinado, antes o después lo alcanzaremos. De la nada no sale nada; esa es la ley de la naturaleza. El que nada hace, no puede esperar algo a cambio. Cada acción, por pequeña que sea, da lugar a una reacción correspondiente. En el universo la energía no se pierde, sólo se transforma.


Cada pensamiento, al transformarlo en acción va a producir una cadena de acontecimientos que nos afectará tanto a nosotros como a nuestro entorno.
No es la vida la que pone en nuestro camino problemas y dificultades, sino nuestra ignorancia, el modo inconsciente en el que vivimos. Nosotros creamos nuestra realidad.
Debemos entender que todo lo necesario para triunfar en la vida lo llevamos en nosotros.
“La fe mueve montañas” no es un dicho sin sentido, es una realidad que todos podemos alcanzar.
Las emociones que no se liberan o que no están asimiladas, se bloquean y empiezan a producir una afluencia de tóxicos y bloqueos energéticos que generan molestias y finalmente enfermedades.
A medida que el Ser evoluciona, la comprensión de lo que somos en realidad va en aumento, dotándonos a la parte más burda, la física, del conocimiento suficiente para comprender y sobre todo para sanarlo.

Ganesha

Símbolo de la Verdad
 
 
Ganesha (Ganesa o Ganesh) (en sánscrito: Amo o Señor de los Ganas) es el Dios Hindú de la sabiduría, la inteligencia, de los caminos y de las letras. Conocido también como Ganapati o Vinayaka, es una de las deidades más conocidas y adoradas del panteón hindú. El título honorífico Shri es añadido normalmente antes de su nombre. Su imagen puede encontrarse en todas partes de la India y las diferentes sectas dentro del hinduismo lo adoran en forma independiente. Su culto está ampliamente difundido y se extiende a lo largo de la India y al jainismo y budismo. Aunque se lo conoce por muchos atributos, su cabeza de elefante es lo que más fácilmente lo identifica. Su montura o vahana es un ratón. Es jefe de los ejércitos de Shiva, los ganas (una tropa de seres semi divinos). Sus dos esposas son Buddhi y Manas.
Se le reza al comienzo de los rituales y ceremonias religiosas y se lo invoca como Patrón de las Escrituras durante la lectura de textos sagrados y las sesiones de escritura. Varios textos relatan anécdotas mitológicas asociadas a su nacimiento explotando y explicando su iconografía distintiva.
Ganesha surgió como una deidad inconfundible y de forma claramente reconocible entre los siglos IV y V a. C., durante el Imperio Gupta, aunque heredó rasgos de los precursores védicos y los anteriores a estos. Su popularidad creció rápidamente y fue incluido entre las cinco principales deidades del smartismo (una denominación hindú) en el siglo IX. Una secta de devotos llamados Ganapatya, quienes lo adoran como la suprema deidad, surgieron en este período. Existen escrituras muy importantes dedicadas a Ganesha. En su honor se canta el “Ganesha Chalisa”.
En los viajes o bodas es la deidad presente, y en general, antes de emprender alguna empresa difícil, es costumbre encomendarse a Ganesha. Él, como dios de los caminos, hará que lo que se empiece en ese momento llegue a buen puerto si antes se encomiendan a Ganesha.
En la mitología Hindú es hijo del dios Shiva y la diosa Parvati. Se distinguía por ser muy obediente a las órdenes que le daban sus superiores y profesaba un gran amor a su madre. A Parvati le gustaba quedarse sola en su palacio y para que nadie la molestara ponía a Ghanesa de centinela en la puerta con la orden de no dejar pasar a nadie y así evitar ser molestada. En cierta ocasión mientras su madre se bañaba él cuidaba su intimidad tratando de que nadie irrumpiese en la casa. Cuando su padre Shiva quiso entrar en el palacio, Ghanesa le negó la entrada pues no tenía la autorización de su madre. Shiva se enfureció y con su espada le cortó la cabeza que saltó y rodó por una pendiente hasta desaparecer. Parvati al oír los ruidos del altercado salió del palacio y encontró a su hijo muerto, decapitado y ensangrentado por ser fiel y obediente a las órdenes que había recibido. Shiva, aunque violento e irascible, poseía un corazón bueno y arrepentido por su acción mandó a un servidor que le trajese la primera cabeza que encontrase. El criado lo primero que encontró fue un elefante. Le cortó la cabeza y se la llevó al dios quien la puso de nuevo sobre los hombros de su hijo para resucitarlo. Desde entonces Ghanesa dejó de ser un hermoso joven de rostro humano para convertirse en un hombre rechoncho con cabeza de elefante, cuatro brazos, larga trompa y orejas grandes. Ghanesa vivió feliz y así se le representa en esa religión, donde es considerado como el “Removedor de Obstáculos”, “El Destructor de Obstáculos”, “El que Abre los Caminos” y como “Señor de los Comienzos”.
La mayoría de las representaciones del dios tienen cuatro brazos, en cada mano lleva un atributo distinto que puede variar, pero generalmente se trata de:
• En el primer brazo lleva una soga, para conducir a sus devotos (como ganado) hacia el sendero de la Verdad.
• La segunda mano sujeta un hacha, para cortar las ataduras perecederas de los devotos.
• La tercera mano sujeta un laddu (dulce hecho con harina de garbanzo, mantequilla frita, leche condensada y frutas secas) para recompensar a sus devotos por sus actividades espirituales.
• La cuarta mano siempre está extendida para impartir bendición a sus devotos.


El Simbolismo de Ganesha
1 - Cabeza grande: inteligencia, piensa mucho, piensa en grande.
2 - Ojos pequeños: concentración.
3 - Cuerda: para tirar de ti hacia objetivos elevados.
4 - Un solo colmillo: retén lo bueno y deshazte de lo malo.
5 - Trompa: alta eficiencia y adaptabilidad.
6 - Madaka: los beneficios de Sadhana, purificación e iluminación.
7 - Ratón: es el vehículo de ganesha, simboliza el deseo, sólo te podrá conducir a donde deseas si lo mantienes bajo control, de lo contrario provoca el caos. Domina tus impulsos.
8 - Prasada: ofrendas, comida, etc. que están en el suelo a sus pies. El mundo entero está a tus pies, esperándote si lo quieres o pides.
9 - Estómago grande: digestión en paz de todo lo bueno o malo de la vida.
10 - Bendiciones: mudra de la mano a la izquierda inferior. Bendice y protege el camino espiritual hacia lo sagrado.
11 - Boca pequeña: para hablar menos.
12 - Hacha: para cortar todas las ataduras y apegos.
13 - Grandes orejas: para escuchar más.

La vida es el continuo vaivén de la existencia. El ser humano, debido a este movimiento, experimenta alegrías y penas. Si hay algo que todo ser humano anhela, eso es la felicidad, pero normalmente se busca de una manera equivocada. Deseamos vivir unas situaciones determinadas que creemos nos harán felices, pero a medida que hacemos realidad nuestros deseos nos damos cuenta de que eso no nos da la felicidad que esperábamos y entonces vamos a buscar otra cosa. El ser humano nunca podrá ser feliz mediante la consecución de deseos, porque, sin saberlo, lo que en realidad está buscando es regresar a la Eternidad de la cual surgió. Pero, en general, vive dormido y no se da cuenta de ello, se pasa la vida persiguiendo sueños. Sólo algunas personas despiertan y empiezan a intuir que tiene que haber algo más. En ese momento están preparadas para ser guiadas por Ganesha, el Dios de la Sabiduría, a través del verdadero camino hacia la felicidad. Ganesha simboliza la Verdad que somos realmente, pero dado que creemos ser alguien, para nosotros es un Dios al que debemos adorar. Ganesha tiene cabeza de elefante porque de esta manera sólo aquel que no se deje impresionar por las apariencias y busque la esencia, podrá reconocer en él aquello que busca. Esto simboliza el hecho de que para conocer la Verdad hay que renunciar a todo lo falso, ya que no se puede alcanzar la Verdad mientras estemos asentados en el error y en la falsedad. Renunciar a lo falso implica abandonar la idea de que somos algo separado, desprendernos de esta falsa identidad que creemos ser y relativizar todas las experiencias, tanto las agradables como las desagradables, pues tanto unas como otras pertenecen al mundo de lo transitorio.