De la nada no surge nada. Todo fenómeno tiene su origen, lo
que lo engendra. Es precisamente lo que se llama CAUSA. Lo que surge bajo la
acción de la causa se denomina EFECTO.
Toda causa tiene su efecto. Todo efecto tiene su causa. Todo
en el universo está creado por una causa, nada ha nacido de la nada. TODO
absolutamente TODO lo que sucede en el presente es lo que has creado en el
pasado, y todo lo que estás creando en el presente, es lo que te sucederá en el
futuro.
Al comprender este principio nos damos cuenta que TODO lo
que sucede en nuestras vidas “bueno” o “malo”, tiene que ver con CAUSAS que
nosotros mismos hemos puesto en movimiento en algún momento, de forma
consciente o inconsciente, que no tiene sentido culpar a DIOS, a los demás o a
la SUERTE, pues somos nosotros mismos quienes labramos nuestra propia vida.
Cuando se calme nuestro mundo interior se aliviará nuestro
mundo exterior, y no al contrario, que es como habitualmente queremos que sea.
Einstein decía: “Si quieres resultados distintos, no hagas lo mismo”. Si quiere
que cambie los resultados negativos de tu vida tienes que cambiar tus
pensamientos y acciones.
Estamos constantemente bombardeados por estilos de vidas,
modas y actitudes ajenas a lo que realmente somos. Nos amarramos a personas que
no abonan a nuestro crecimiento personal por costumbre o por miedo a quedarnos
“solos” o bien no soltamos de nuestra “mente o corazón” a personas que ya no
están en nuestras vidas. Cada una de las elecciones que hacemos, trae consigo
un efecto automático.
Dios nos ha tratado con dignidad al concédenos libre
albedrío, la facultad de tomar nuestras propias decisiones. De tal forma que
debemos ser RESPONSABLES de nuestros aciertos y errores. Por otra parte, están
las acciones ajenas que no podemos controlar, pero si tenemos la elección de
seguir cerca o cambiar el trato hacia esa persona.
Cuidado con sus acciones recuerde que a veces una causa
tiene más de un efecto.